jueves, 7 de mayo de 2009

A Roma


El Barça estará en la final de Roma. Iniesta compró a su equipo un billete para la ciudad eterna en el descuento -cuando los azulgranas jugaban con un hombre menos- y empató un partido (1-1) que estaba prácticamente perdido.

Hasta entonces, el Barcelona, maniatado por el juego físico del Chelsea, no había chutado ni una sola vez entre los tres palos de la portería defendida por Petr Cech.

Fue Iniesta, el hombre más peligroso de los azulgranas durante todo el partido, quien, en el minuto 92, recogió un pase de Messi y lanzó un tremendo zapatazo que se colocó por la escuadra y resucitó a un equipo que ya estaba muerto.

Había mucha expectación por saber si el Chelsea se atrevería a repetir, ante su afición, el planteamiento ultradefensivo que exhibió en el Camp Nou. Y lo hizo.

Y la primera que tuvo, la enchufó. Un obús de Essien desde la frontal, que enganchó de volea un balón rebotado, a los nueve minutos de juego, que se coló por la escuadra derecha de Valdés después de pegar en el travesaño (1-0).

El partido acababa de empezar y el conjunto inglés ya lo tenía justo donde quería: con el marcador a favor, el rival obligado a volcarse en ataque y un montón de espacios para sentenciar la eliminatoria a la contra.

Mientras, el Barça tocaba y tocaba, con constantes intercambios de posición de los tres de arriba -Messi, Iniesta y Eto'o-, pero obsesionado en entrar por el centro y hasta la cocina con el balón controlado, un mal endémico del conjunto azulgrana que ya parecía olvidado.

A punto estuvo Drogba de hacer el segundo, primero en un mano a mano con Valdés, y después en un lanzamiento escorado de falta. Lampard también tuvo la suya a la salida de un córner, y el Barcelona sufría en exceso con los balones aéreos, pese a que Guardiola apostó por suplir la baja de Puyol y Márquez en el eje de la zaga colocando a Touré como pareja de Piqué, precisamente para ganar presencia por alto.

Ni un sola vez inquietó el Barça a Cech en la primera mitad, pese a que era el único equipo que proponía juego, el que construía en lugar de destruir y el que se erigía en el dueño del esférico.

La previsible táctica de los "blues" tuvo su prolongación tras la reanudación. Los azulgranas -ayer de amarillo- pusieron más ritmo al partido, y el Chelsea aún más ímpetu en la interrupción constante del juego. Pero por mucho que el Barça lo intentaba, no había manera de perforar la muralla azul, y el Chelsea, casi sin proponérselo, era el que llegaba con más peligro a la portería de Valdés. Drogba tuvo un nuevo mano a mano con el meta azulgrana y Lampard lo volvió a probar en un tiro cruzado.

Con Henry lesionado, Eto'o desaparecido y Messi desactivado, el ataque azulgrana lo porfiaba todo a la inspiración de Iniesta, pero sus jugadas por banda izquierda casi siempre resultaban más bulliciosas que efectivas.

El colegiado Tom Henning puso la puntilla al conjunto visitante al expulsar a Abidal por un "piscinazo" de Anelka a 25 minutos del final de partido. Henning aplicó la ley de la compensación al no señalar unas claras manos de Piqué dentro del área y dejó que el Barcelona siguiera vivo hasta el final.

Tan vivo, que en la última llegada, en el último empujón del partido, Iniesta dejó mudo Stamford Bridge con un golazo que hizo justicia y que clasificó al Barcelona.

Chelsea 1 : Cech; Bosingwa, Álex, Terry, A. Cole, Ballack, Essien, Anelka, Lampard, Malouda y Drogba (Belletti, min. 72).

Barcelona 1 :Valdés; Alves, Piqué, Touré Yaya, Abidal, Busquets (Bojan, min. 85), Xavi, Keita, Iniesta (Gudjohnsen, min. 90+5), Messi y Eto'o (Sylvinho, min. 90+7).

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